jueves, 8 de mayo de 2014

¿Los padres de Angry Birds han plagiado a Flappy Bird?


Rovio es una compañía que sabe muy bien lo que hace. Así pasa: se han hecho millonarios con un juego, o más bien, con una marca que han explotado hasta la saciedad y que ha ido mucho más allá de los videojuegos. Angry Birds es una especie de Super Mario de este comienzo de década y estoy seguro de que cualquier niño de España sabe identificar el pájaro rojo tan bien como al fontanero, si no mejor.

Su nuevo juego va a traer cola, sin embargo. Se llama Retry, está protagonizado por un avión y su mecánica recuerda una barbaridad a otro juego, a Flappy Bird. No hay pájaro, aunque sí un avión, que es algo bien parecido, pero sí una constante repetición de la misma prueba una y otra vez debido a un control muy básico y puñetero que es tan adictivo como impreciso. Pero esa es su gracia: picarse hasta conseguir llegar a una meta, algo que no tenía Flappy Bird.
¿Es un plagio de Flappy Bird? Esto es complicado. Para empezar, ¿era Flappy Bird un plagio de otros juegos? Es evidente que las tuberías del juego estaban sacadas del Mario directamente, ¿pero su jugabilidad? ¿Hasta qué punto se puede decir que roba su forma de jugar de otros juegos? Esto es muy complicado, tal y como demostraron la multitud de variantes del juego, muchas de ellas en tono de homenaje, que salieron una vez este fue retirado de las app stores.

Si nos pusiéramos a reclamar la propiedad de cómo se juegan los juegos, estaríamos todo el día aquí sin acabar. Angry Birds no es más que un juego de catapultas, de los muchos que hubo antes que él, con un par de elementos refinados, una buena estrategia de marketing y, sí, los pájaros. ¿El problema está en plagiar los gráficos, entonces? Yo no veo demasiada diferencia nunca entre Call of Duty y Battlefield, ¿deberían demandarse el uno al otro por tener pistolas muy parecidas?


Fuente: mundogamer

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